Estimada(o) radioescucha: escucha canciones de The Doors en Radio Mezcalito. A diferencia del año
anterior, durante el caluroso verano del 68' reinaba un ambiente de
sórdida incertidumbre y abierta insatisfacción. En Los Angeles, California la banda The Doors
trabajaba a marchas forzadas en la grabación de su tercer disco de
larga duración. Durante las sesiones fue evidente que no lograban
encontrar la atmósfera adecuada, el temperamento correcto para el tema épico musical llamado "The Celebration of the Lizard",
que prometía ser la obra maestra del conjunto. Era como si
repentinamente el barco de cristal quedara atorado en el Mar de los
Sargazos, rodeado de algas verdosas, sin que la más mínima brisa de
inspiración artística soplara a favor. La más extravagante pesadilla alucinógena de Jim Morrison de pronto se había convertido en una oscura y grotesca realidad. Desesperados,
productor y músicos abandonaron el tema épico y cada miembro del grupo
empezó a escribir canciones con menos pretensiones y escasos tres
minutos de duración. Robbie Krieger
pensó que si ya antes otros habían pregonado a grito abierto las
bondades del verano del amor y ensalzado las virtudes del amor de
primavera, porque no cantar acerca de un cálido, pasajero e inmoral 'Amor de
invierno'. La banda trabajó en la estructura musical a ritmo de vals con
la prominente presencia del clavecín a cargo de Ray Manzarek,
sosteniendo la melodía con bellas figuras musicales de carácter
barroco, que tiempo atrás fueron usadas generosamente por grupos como The Left Bank o los bienamados Kinks. Morrison aborreció el resultado final y prefirió zambullirse de lleno en ese salvaje remolino de sexo, drogas y alcohol del que no podía ni deseaba escapar. Más de 59 tomas y Jim
olvidaba la letra, orinaba a mitad del estudio de grabación, o de plano
se quedaba parado frente al micrófono, con los ojos cerrados, sin
pronunciar palabra alguna, para sorpresa y angustia de sus compañeros de
aventuras. El baterista John Densmore una noche de plano tiró las baquetas y abandonó el estudio de grabación, diciendo que ya había tenido suficiente. El ingeniero de audio Bruce Botnick
no tuvo más opción que reunir los mejores pedazos grabados para la
parte vocal y hacer con ellos una toma aceptable. Cuando el disco titulado "Waiting for the sun"
finalmente salió a la venta, los incondicionales del grupo quedaron
sorprendidos. En canciones como "Wintertime Love" no había ni la más mínima huella de aquellos himnos inmortales que ellos habían adorado, tales como "Light My Fire" o "When the music´s over", piezas emblemáticas que anhelaban seguir escuchando una y otra vez hasta que un electrificante
rayo los alcanzara y partiera por el eje, cual jinetes en la tormenta.
Conforme el año de 1968 avanzó y llegó a su revolucionario y sangriento
final, Jim Morrison
y la banda comenzaron la grabación de un cuarto disco aun más
experimental y con ello parecían decir al mundo: ¡Que tengan todos
ustedes una desconcertante Navidad y un paradójico Año Nuevo!
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